12.27.2008





No de nadie

No es atrás / rumbo a estadías
trazada espalda / saciado mundo
seco del viento / gigantes planicies
solo provisiones / excesos atrevidos

No de ti / quizás un intruso
tampoco así / aquí es cualquiera
negro el cause / ríos los muertos
delirio sectario / francas acequias

No hay deseo / mejor preterición
cansada carencia / deceso doloso
origen que colma / tardes incompletas
entresijo cauteloso / rondín atemporal.

No hay palma / ansiosas voluntades,
una voz callada / sórdido crepúsculo,
eterno soplo / multitud sin tregua,
eres nadie / arderás distante



Corazón

Todos los corazones son iguales,
laten semejante,
pendientes del mismo tesón.

Son ese fragmento sin reposo,
pasatiempo del cuerpo,
el insistente propósito.

Un corazón es:
Ese talante que sangra,
vínculo pertinente de pasiones
y en un latido
la voz interior del universo.

Entonces,
un corazón es la terquedad del infinito.

12.26.2008


Ímpetu.

Es extremo
testarudo pasatiempo
la vida
estrechez y garabatos
hallazgo que existe concluyente

Es la fuga
un no desaliento
corazón y lanza
estruendosa r.e.a.l.i.d.a.d
sórdido llanto
destierro cotidiano
inadvertido taladro
alba ataviado de escasez
andares
trajín de muertos
son todos mis muertos

Iluso contrafuerte fragmentándose
sempiterno fin
vagabundo
anhelo preludio
¿quiénes cantan?
machacona ruta
puyas y favores

Velo
el "dónde" de los dogmas
sectario
incómodo sin guardia
certero
el grano del desierto
también es cierto

Claro que sendero
paisaje
imagen sin final

Nocturno
clandestino necesario
brusco
inconveniente
virus y vida
infortunio del día
trazado
salpicándose

El ímpetu debería perderse, irse. Al final se sirve y se va, como bocanada constante se exhala al desaliento inconveniente y se pretende, entonces, vicio, sistémico, fracasado, se disminuye en los intentos. Es terco, sencillo sin aliento, tesón, corazón, pulpa indiferente, impulso infinito y llama, proclama, reclama, insiste.


Perdida pérdida.

Después mudanzas
llano y finura
seco de espina anestesiada
crece yerro acequio
la cara parquedad
despojo de lo influjo
garganta ajándose
vértigo de dos copas
una rota

Frágil emancipación
la cualquiera
discipulaza
baldón pretérito de despedidas
vuelta entera que se va
que también llega
hinchado ego
centro de la tierra
mutilación elíptica
un calmo trágico
la voz que calla despedidas.

12.25.2008



Obra resistencia / deidadcita aguda / erige asentamientos / melliza cesantía / rumiante la vida / bruta terquedad / bravura secreción / izquierda facciosa / ansia remitente / dígito sin pausa / planear sin fondo / asciende cielos / despeño de picada / afiles espirales / quimérica vida / rival contrapartida / fatiga que abruma / cándida mentira


La vida, la muerte.


¿Qué significado tiene la vida?

¿Qué está en la muerte baldía?

Estar sentado a orillas en la batiente
con el marasmo sucediendo en cámara lenta
el pájaro que revolotea y que canta
los perros disputando la sobra putrefacta
el niño descalzo que juega en las aceras
la señora que anda del mercado, del hastío
el sombrero sudoroso del borracho
la esquina que cruza con la casualidad
un triste triciclo que pasa chirriando
el aromas de los elotes tatemándose
las semillas, los antojos y la sal
el iracundo solitario de todos los días
los buenos miserables con dedicatoria
un escueto callejón y la pareja que se come
el anciano pulcro que recuerda su danzón
los adolescentes exaltados y un poco turbios
ellas, con toda la intención de desnudarse
y la eterna desilusión de dos centavos
el remedio milagroso sin ningún nombre
una realidad tan cruda en la cantina, infeliz
afuera el trajín de los días, alifafe de sus noches…

…la muerte en vida significa baldía.

10.28.2008




Perjuicios sobre Diseño Gráfico

En medio de la imperante necesidad, síntoma inútil que hemos desarrollado a través de las generaciones siempre cambiantes e improbables, continuamos añadiendo caracteres subjetivos que toman forma apresuradamente y con un valor relativo que exteriorizan habitualmente las carencias de su presente contexto. En este orden se manifiesta la proclive fragilidad del diseño gráfico, de la que además es cautivo, por la ambigüedad de sus conceptos y fundamentos específicos como la pragmática, su semántica y el sentido funcional sin disposición y fundamento.

El diseño gráfico pertenece al orden de ocupaciones que estrictamente componen un núcleo limitado, tanto que definirlo en su totalidad sería el principio de un complejo juego de iniquidades intelectuales y contradicciones demeritorias. Es posible que alcance, también, valores y posibilidades en su campo de acción, es decir, dicho de otro modo, que puede tener sustentablemente atributos mediáticos siempre y cuando se aplique a un elemento especial ya preestablecido, con características definidas y soportadas sobre su propia base, incluso comercial, pues comprendería un lugar dentro de todo un aparato comercial, concretamente. En otras palabras, el diseño gráfico por sí solo, camina por la cuerda floja del fundamento, pues no ocupa un espacio que prevalezca sólidamente a través del tiempo y sus diferentes impactos causales que genera su propia necesidad de establecer un diálogo más real, mayormente emotivo y de bases realmente sólidas.

Involuntariamente, de una forma arbitraria, precipitada y cocinada, siempre o casi siempre, al vapor, el diseño gráfico ha tomado cierta fuerza relativa y, de este modo a logrado adentrarse en espacios sociales abiertos a su posibilidad y a la oferta heterogénea; de esta manera burda, logra tener vigencia y una posición en el medio social, cuando juega entonces, un papel intencionado pero también profundamente relativo, incluso causal. Esto, indirectamente le ha venido dando una flexibilidad con respecto a otras aplicaciones posibles; actualmente hablar de diseño gráfico es hablar de sus atributos estéticos posibles, es decir que, está condicionado a un aspecto o rasgo específico, en este orden de ideas, podemos decir que sí es un producto consumible pero en su forma más básica, en una sola de sus posibles características propias de debate.

Tomando como rasgo característico al mercado actual, este propio principio que lo surge, es indicativo de pérdida de identidad y con ello, del fundamento, de la base real o posible, de solidez. (Ningún diseñador gráfico medianamente comprometido se preocupa por establecer un diálogo veraz, sino por el contrario, va repitiendo patrones de conducta y mecanismos de defensa ante la demanda que se presenta y que implica una invalidación de la propia esencia del diseño, del sometimiento y exposición de este con respecto a la ocupación que tiene, así como del surgimiento y la proyección que lo pueda catapultar hacia niveles verdaderos).

El modo en que se desenvuelve el diseño gráfico, no es que acaezca degradado, no es que resida franco a diversas aplicaciones simplemente, sino que marcha, si es que la palabra empata con su realidad, de manera insustancial y consecuente; se ha convertido en una necesidad involuntaria que además, ocupa un espacio garantizado por la propia insuficiencia social, siempre condicionada y delimitante, que igualmente soporta una manifestación social y/o cultural que la remplaza por alguna otra mezcla moderna que encaje en tiempo y forma con los condicionamientos del momento, en ciertos núcleos dependientes de las necesidades mediáticas, así como del entorno condicionado, siempre o casi siempre desentendido de las estructuras retóricas.

Los comportamientos sociales van cambiando a medida que se adaptan al medio nuevos elementos previstos e imprevistos; cuando en la interrogante general, causa de las brechas semánticas, surgen elementos de adecuación para las necesidades específicas que juegan un papel importante vigente o, por el contrario, arquetipos que intentan llenar espacios vacíos formados por la mezcla de actividades interdisciplinarias que se cruzan en algún momento del camino, casi siempre discontinuo y amorfo, mellado por el intercambio de vehículos de comunicación inadecuados y sin solvencia autónoma. En el caso del diseño gráfico, está propenso a la ambigüedad y al desvirtúo desde su propio origen, muestra de un ensimismamiento utópico que da origen y espacio al elemento inocuo que es. Generalmente es imposible que compita comercialmente, ya que no existen verdaderas bases que sustenten su estructura general, sino que se articula sobre necesidades a medias, entre la posibilidad y la realidad, siempre en constante confrontación y que propicia un comportamiento inadecuado, desvirtuado y descentralizado, especialmente cuando hablar de diseño es, regularmente, hablar de un supuesto, de una posibilidad, de un espacio, forma o elemento que intenta surgir.

El diseño gráfico es un elemento cambiante, no así flexible propiamente, que a través del tiempo se ha adaptado a las diferentes formas de consumo y de circulación en sus distintas formas posibles; en este punto su campo de acción comienza a entorpecer su labor real o su pragmática, pues en sus características primitivas, en su intencionalidad y su conceptos básicos, determina un orden distinto al flujo que marca el mercado al que se enfoca, es decir, que aumenta su índice de rendimiento y que termina por confrontarse con sus propias taras semánticas, generándose entonces el desvirtúo antes mencionado, que propicia un desequilibrio hacia su principio activo, en cuanto a su aplicación al medio, ya sea como medio de comunicación, de expresión o como mecanismo de venta y de consumo.

En este aspecto es posible establecer una variable sobre el diseño mismo, su origen, su posición actual, así como de sus comportamientos como resultado de su variabilidad inconsistente y de tan proclive manera de desgastarse a sí mismo. Así, establecemos pues, que el diseño gráfico actúa de una manera heterogénea, disparándose de diferentes maneras en cuanto a su interpretación, su flujo inadecuado, el sometimiento que de este se hace al ámbito específico, sus virtudes, las carencias y la inerte estructura que deja espacios vacíos, sesgos que han estancado su fundamento, su respaldo esencial, su justificación con respecto a la insipiente sociedad que no comprende y, no tendría por qué hacerlo; los activos irremplazables que genera y su posibilidad de adaptarse, con su practicidad, a los diferentes medios bajo las mismas estructuras y modelos.

Un problema sustancial acerca del diseño radica en que no actúa como un mecanismo de venta directa, sino que acompaña a otros aparatos en específico, como podría ser la publicidad o la mercadotecnia y es entonces que su valor conceptual, creativo y de ideas no compensan su verdadero valor, pues estos son bienes intangibles que no logran ser un bien de consumo directamente, no son protagonistas, pues no garantizan una realidad palpable, excepto por la sugestión y la persuasión como activos de venta, también irremplazables. En este tópico yace una de las tantas desventajas que hacen débiles y poco francos a los sustentos del diseño gráfico específicamente; y es aquí donde se forma una brecha entre su gestión y su posible adaptación, sobre su estructura y su fisura existente que delimita cuestionamientos que lo devalúan y terminan por encasillarlo en un ordenamiento secundario y por consiguiente, lo enfrentan a constantes cambios, caminos permeables que no ofrecen una posibilidad de gobierno absoluto, que no permiten el crecimiento de sus bases de sustento, de cimientos que den origen a una estructura potencial, gradualmente creciente, que hablen de un espacio generador de caminos sólidos, individuales y que además, vayan penetrando socialmente, para ser entonces una verdadera necesidad, un posible factor común. La dificultad obedece al comportamiento que del diseño gráfico se hace, cuando se le maneja en un sentido insustancial, cuando se le limita a ciertos patrones meramente comerciales, asociados como un elemento de distribución latente pero pasivo, de producción en masa, cuando se dejan de lado los principios de investigación generadores de ideas, de creatividad, de conceptos más allá de su interpretación comercial; es el manejo del diseño gráfico actual una exposición a ambientes concebidos para facultades flexibles, a rendimientos intensivos, a contextos que trabajan bajo tiempos imperativos.

Los obstáculos a los que el diseño gráfico se expone es a adecuarlo a los medios de producción en masa, dando como resultado un elemento tangible pero mediocre, relativo, estético únicamente más allá de su funcionalidad y en ello, también radican sus virtudes y sus carencias, se le ha llevado a exigencias que no le pertenecen, que le quedan grandes, que le surgen inapropiadas y que lo encasillan como una máscara social.

Otro problema vigente es la incapacidad de absorber el diseño mismo como un propio activo de venta, cuando se le interpreta de todas la maneras posibles, cuando en su justificación no llegan los acuerdos generales, cuando no existen lo cánones que den pie a un equilibrio entre valor y forma, cuando se excluyen procesos esenciales como la hermenéutica, la semiótica y la semántica, cuando no existen los discursos apropiados que generen elementos que sustenten su hecho de ser por si mismo, cuando la técnica para hacer diseño se limita a las tecnologías, a las máquinas, a una computadora, a un “software” para diseño que trinca las posibilidades reales de una idea, del diseño en su principio natural; cuando no se involucra la previa investigación exhaustiva acerca de un tema, cuando el tiempo de análisis se excluye porque no resulta eficaz en los mecanismo productivos laborales, cuando no se otorga el valor teórico a cada proceso que del diseño se hace, cuando es el modo de consumo relativo quien marca las pautas y, que por consiguiente también es quien articula las formas de tráfico para el diseño y su fin.

Cuando todo esto sucede en un ámbito de producción, no tendrá valor el diseño porque en el aparato, en el tren incontenible que es el consumo comercial se paga el diseño por su tiempo de realización y no por su desarrollo creativo, es cuando entonces llega la arbitrariedad en los sistemas, es cuando los compromisos e incentivos que el diseño tiene, quedan flotando en la nada, en la innecesidad, en la intolerancia llanamente.

Cada litigio que se hace del diseño, no debería limitarse a su conformación estética, a su apariencia misma, al mínimo rendimiento gráfico básico, a la máscara social, sino discurrir sobre las representaciones adecuadas que realmente le dan forma y validez, con la generación de nuevas teorías que lo respalden, que justifiquen su verdadera existencia y su interpretación exacta; que exija una propia identidad para desarrollarse, incluso, comercialmente, para que camine por lugares sólidos, sustentables, alejados de la mediocre disfunción en el momento de aplicarse, al instante de venderse.

Cuestionar los actuales alcances que tiene el diseño, su involuntaria proliferación en la que ha caído, el orden mediático y de poco impacto que no logra sustentarse por si mismo; confrontar su apariencia real con su discurso momentáneo, en el sentido más comprometido de la palabra, impulsar las características potenciales, alejándose categóricamente de las incapacidades absolutorias sería un principio para establecer un nuevo diálogo comercial, potencial y capaz de soportar sólidamente los cambiantes comportamientos sociales, cuando a su vez, el flexibilizarse recaiga entre las situaciones que exige verdaderamente. Por ello la importancia del fundamento.

Una teoría del diseño que, para ser teoría, no sepa independizarse de todos los tipos concretos de cada cosa y objeto, será una teoría del diseño de esas cosas específicamente, pero no una teoría general del diseño. Alguien ha dicho que no existe el "diseño en sí" en el sentido de que el pensar supone siempre un pensar en algo. No es posible pensar sin objeto de pensamiento. Más no por eso quiere decir que, para entender lo que es el pensar, haya que mezclar el acto de pensar con su objeto. El diseño sólo se manifiesta en ejemplos concretos, no es nada que sea privativo del diseño. Toda actividad o función que pueda pensarse en general o abstractamente se hace evidente solamente a través de acciones concretas o se expresa a través de una afirmación concreta. No podemos tampoco, por ejemplo, comer sin comer esto o aquello, pero comprender lo que es el comer no debe confundir, por ejemplo, el comer con el comer frijoles. Cuando nos apercibimos de una actividad, advertimos también su modalidad específica, la manera especial mediante la cual se efectúa o el sector de la realidad en la que se aplica.

Lo genérico no existe más que en nuestra representativa misma; en la realidad sólo se dan acumulaciones. Es posible el pensamiento de lo abstracto, pensar lo abstracto, pero el pensamiento abstracto o el pensar abstractamente -como a veces se oye decir- es imposible; no podemos, por consiguiente, diseñar sin diseñar algo concreto, pero si queremos entender lo que queremos decir con diseño tenemos que tratar de desarrollar una teoría del diseño en sí. El que reduce la teoría del diseño a una teoría de cómo se diseña algo en particular cae en una paradoja que más parecería una incongruencia y, pues si no podemos hablar del diseño en sí, sino solamente del "diseño de algo", entonces tampoco tendremos la posibilidad de hablar de "diseño gráfico" o de "diseño arquitectónico" por ejemplo.

"Diseño arquitectónico" será en tal caso, como "diseño", algo abstracto y general, puesto que tampoco se pueden diseñar casas en general, sino solamente casas determinadas, así, en este orden, es verdaderamente cierto que se pueden hacer dibujos y esquemas que sirvan como modelo general para varias cosas; pero entonces es el mismo dibujo o esquema algo concreto. Lo que se diseña es el modelo y éste ha de servir para orientar a otras personas en lo que van a diseñar, ayudándolas a dar forma a las casas concretas.

La conexión entre el diseño de un modelo y la conformación de algo a partir de un modelo es a menudo cuestión de retórica y comunicación. La misma objeción que puede hacerse contra el "diseño en sí" puede por lo tanto hacerse contra el "diseño gráfico en sí". De lo que se trata pues es de decidir si a lo que uno se quiere dedicar es a hacer teorías o a hacer algo concreto. Pero dedicarse a hacer teorías es también hacer algo concreto, a saber teorizar. Las teorías y los modelos se hacen, sin embargo, para poder efectuar mejor una tarea concreta, ayudándonos a comprender mejor cómo hacemos el acto creativo, entre las ideas. Una teoría puede ser una teoría para lo concreto, no sólo de lo concreto. La teoría trata siempre de lo abstracto y de lo general, pero es en sí misma también concreta. Acerca de lo concreto hay experiencia, nunca teoría en sentido propio.

Toda teoría exige un cierto nivel de abstracción. Desechando de los casos concretos en los que nuestros conceptos generales se hacen patentes o se expresan, nos elevamos a un nivel teórico mayor. Una teoría general del diseño exige que dejemos a un lado lo que es específico de las casas, los impresos, los artículos industriales, las organizaciones, etc., para concentrarnos en cambio en lo que quiere decir diseñar en todos los ejemplos que puedan darse y de todas las maneras habidas y por haber, sin diferencia entre estas.

Aun cuando una teoría puede formularse de mejor o peor manera, más o menos pedagógicamente, exige que evitemos el fijarnos demasiado en las palabras que usamos para formularla y que pensemos sobre todo en lo que las palabras pretenden describir y a lo que se refieren. Lo que se quiere decir y cómo se dice son aspectos diferentes de una expresión y por ende de una teoría. Lo que se refiere a lo abstracto, cómo se refiere a lo concreto. Una teoría del diseño consiste en hacer un qué de un cómo", es decir saber lo que un cómo es. Por eso es una teoría del diseño tan difícil de comprender. Entendemos lo que es diseño advirtiendo su finalidad en los ejemplos en que es aplicado o entendiendo su descripción teórica. Pero no entendemos lo que es diseño profundizando demasiado en los productos que resultan del diseño o en los ejemplos en los que se verifica, sino más bien pensando cómo han sido hechos o cómo pueden hacerse. Es ese “cómo” lo que la teoría del diseño pretendería describir.

Todo análisis es reconocible en sus ejemplificadas especificaciones y puede expresarse en una descripción teórica, la cual es también una especificación. No se piensa nunca en que también las teorías son expresadas concretamente en formulaciones teóricas concretas. Decir que un metal se dilata por el calor es formular una proposición concreta que afirma algo que tiene valor general y puede comprobarse en muchos casos concretos; pero esa proposición está construida con material que se ha sacado de la lingüística y su significación, que ha sido organizado gramaticalmente y que se ha fijado sobre el papel de manera concreta. El mismo mensaje, la misma intención puede expresarse con otras palabras o en otros idiomas y por ello, lo homogeneizan.

Entender el diseño no es entender lo que es diseño gráfico, aun cuando esta rama de la actividad de diseño ilustre también lo que el diseño en general es, ayudándonos a su comprensión. Siempre corremos el riesgo de tomar lo típico, lo que sólo es válido para un tipo de diseño como rasgo o elemento del diseño en general. Pero, una cosa es el diseño y otra el diseño gráfico; se trata de diferentes niveles de interpretación que no han de reducirse necesariamente a algunos, sino que pueden ser infinitos. El conocimiento del diseño se encuentra presente en el diseño gráfico. La gráfica y su diseño es un ejemplo que hace evidente, pero no determina la teoría del diseño. Hay algo de común entre el construir una imagen comercial y, por ejemplo, crear un edificio, escribir un libro o dar una conferencia, lo común es el diseño, lo típico y distintivo del diseño es la estructuración de teorías, la formación y, no debería confundirse con lo común y general que los une.

Entender el diseño es comprender cómo podemos realizar estructuras de diferentes especies (logotipos, artículos, organizaciones, escritos o teorías) a partir de representaciones inmateriales y generales. Según los antecedentes históricos se creaba un objeto mediante una unión entre materia y forma, cuando la materia es el principio de determinante objeto, aquello que hacía al objeto único e individual, mientras que la forma era lo esencial, el principio general. De la fusión de estos dos principios surge la definición de este objeto. La forma no era por lo tanto determinante sino que se hacía determinante y definible, dando su sentido a lo específico, mediante la materia. Aquí radica el origen de la idea, del diseño como conformación, como la definición material de una forma pensada, como objeto dentro del mundo, complejo, de las ideas. Esta propuesta genera confusión y persiste en las taras semánticas propiamente. El concepto de una teoría del diseño lleva consigo una dificultad, no es posible hablar de una teoría del diseño que no abarque el diseño de su propia teoría. Creemos regularmente que las teorías son abstractas y generales, pero una teoría se patentiza mediante descripciones específicas, hechas en palabras específicas. Palabras concretas que refieren a lo abstracto y general. Una teoría trata de lo general pero ella misma esta compuesta por fundamentos lingüísticos específicos. Lo general es lo que la teoría dice, no el decirlo, no su expresión lingüística, si la teoría del diseño fuera una teoría sobre cómo diferentes cosas se generan, pero no cómo se elabora la propia teoría del diseño, nos encontraríamos en una misma paradoja.

Es la base la teoría y más allá, fundamental para que puedan definirse los comportamientos alrededor del diseño mismo, para comprender los principio y consecuentemente sus pautas reales, que el valor radique en su principio natural y no en el aparente establecido. Así cambiaría el entorno inexacto sobre el diseño gráfico, recapitulándolo y centralizándolo en un contexto superior a su propio origen actual, alejándonos del sesgo generado a su alrededor y entonces otorgarle su espacio sustentable y perdurable.

Pero, también es cierto que debido a todo este deficiente proceder, en el ejercicio que el diseño gráfico tiene actualmente en su forma más básica, como es su comercialización, provoca un desvirtúo en el mercado de los intangibles, en el comercio de las ideas, pues yace pleno sobre la balanza de la ambigüedad, sobre el esquema de la relatividad. Es tan innecesario su paradigma social, que surge y toma forma en su valor estético simplemente, incluso, sin profundizar sobre los verdaderos conceptos de la estética, de la experiencia de la estética real y su conformación fundamental en su sentido apropiado, retórico en su totalidad. En este orden de ideas, tomando en cuenta la problemática ya mencionada, comprendiendo entonces las incapacidades añadidas al diseño, a través de las distintas etapas de su crecimiento y desarrollo, conociendo las fisuras concretamente, es como podremos entender la magnitud del tópico.

Es necesario, consecuentemente, conocer el impacto social que ha tenido dicho comportamiento, así como su funcionamiento actual, para entonces castigar a la incapacidad irresponsable y soportar con otra visión, con otras herramientas intuitivas, el comportamiento de su propio consumo. Sobrepasar al entendimiento mediático de la propia profesión y con ello expandir sus alternativas potenciales hacia el otro lado de su frontera, romper el paradigma dentro de su paradoja semántica.

Es necesario también, actuar sobre los mecanismos que determinan el valor de las ideas, más allá de sus ventas, más allá de su consumo; establecer el diálogo bajo la facultativa en el complejo mundo de su venta y distribución, que no corresponden al mercado de los intangibles con respecto a los bienes tangibles, pues pareciera que se excluyen mutuamente. La praxis no parece funcionar con fluidez en los ámbitos consumistas, pues las ideas no conducen a la materialización de los conceptos sociales en todo caso, podría decirse que están demás. Los comportamientos de consumo deberían ser parte latente en la labor de venta, en su rendimiento, en sus índices de rendimiento reales, el diseño debería por añadidura, saberlos comprendidos, no así sucede en la actualidad, pues al final, debido al desconocimiento del medio, termina por formarse este, el diseño con una máscara impositiva, por consiguiente, la sociedad genera la innecesidad, es decir que por consecuencia lo atribuye a un mecanismo secundario dentro de un aparato mercadotécnico, no así por el contrario. Mucho menos, como artículos irremplazables, como la sugestión o la sensación, ambos incentivos de venta indirecta. Aun cuando sean intangibles también.
El comportamiento de un consumidor de bienes, definitivo, es muy variable, es un proceso interminable y como puede depender su comportamiento de todo, del mismo modo de la nada. Los humanos actúan para alcanzar fines previstos, pero quieren alcanzar esos fines para con ello realizar el sentido de su vida. El ser humano se realiza a sí mismo justamente por lo que hace, pero el sentido no es la finalidad, pues éste es lo que nos hace elegir ciertos fines y ciertos medios, dejando a un lado otros. Medios y fines es una pareja de conceptos que se asemejan a la de causa y efecto. En una actividad técnica se piensa de la siguiente manera: "si queremos alcanzar esto o aquello tenemos que actuar de tal o cual manera". Pero ¿por qué querer justamente eso?, el sentido de lo que queremos como fin y la aceptabilidad o no aceptabilidad de los medios que a ello conducen es algo que sobrepasa la actuación técnica. Una actuación puramente consumista puede estudiarse como un hecho objetivo y puede carecer de sentido, aun cuando deba tenerlo.
El sentido no es, como a veces se pretende, un fin último, ya que el fin es lo que se alcanza al final, mientras que el sentido es lo que desde el comienzo inspira la elección, la compra o el consumo de un producto en este caso y la formulación de los fines a lo largo del camino que deriva en una decisión. El sentido mismo no puede ser formulado porque él mismo es la acción manifiesta o, la acción diseñadora de los fines. Tal es el caso del comportamiento de compra en el consumidor, que determina su compra con fórmulas que dependen de su comportamiento, en su búsqueda que recae en la satisfacción de la necesidad que le otorgue individualidad de decisión; de esta forma inocua radica la fragilidad en la venta del diseño gráfico, de su consumo, porque al no ser un elemento necesario y activo, permite abstenerse de él, como bien, como incentivo de venta. Esta conducta primitiva, luego de la necesidad básica, cuando logra soportarla el diseño gráfico recae en el estricto capricho humano, en el gusto inalienable, porque al carecer de fundamento, de solidez interpretativa genera invalidez y propicia la incapacidad de permanecer en el medio por sí mismo, consumible. Este evento sostiene que el aprendizaje, incluso generacional, se produce cuando una persona responde a un estímulo y adquiere una recompensa, en este orden, también básico, se sostiene que este tipo de estímulo demuestra que es posible hacer, incluso en un animal, que obedezca a ciertas indicaciones específicas y a un estímulo no condicionado, es decir que, cualquiera que no provoque el estímulo apropiado, no obtendrá una respuesta apropiada.

El diseño gráfico en su sentido comercial, no se encuentra generando los estímulos adecuados y/o apropiados que respalden su consumo por sí mismo, por el contrario, obstaculiza su propio camino con sus propias carencias, en su incapacidad de justificarse por sí mismo, aún cuando fuese un bien intangible, de aquí que su costo no depende de si mismo, sino que tiene que ir aunado a algo tangible, a mecanismos que compiten a nivel de la necesidad, de una manera más regular y posible, no así al revés. En otro contexto, el diseño gráfico se convierte en una simple aplicación a un medio en especial, funciona como respaldo de consumibles activos, por ello su única razón de ser radica en su adaptación a diferentes disciplinas, para poder surgir en un espacio, que lógicamente no es el suyo, no es el específico. De este modo real, el diseño gráfico se confunde entre las disciplinas como una Ínter disciplina sin cabeza propia, que incentive su propia venta.

En un sentido también de consumo, como comportamiento, la percepción es la interpretación de la sensación que son los datos ordinarios recibidos por una persona, a través de su estímulo mismo, basándose en los atributos físicos y su relación con el contexto que lo determina, así como de las condiciones que predominan en dicha persona en un momento determinado, como sería la elección a la hora de la compra de un producto o servicio. Los elementos que contribuyen a este proceso de la percepción son las características del estímulo y las experiencias antes concebidas o previamente aprendidas, directa o indirectamente, así como las actitudes y las características de la personalidad en el individuo, que también juegan un papel importante y fundamental al momento de su decisión. Podríamos plantear como un ejemplo para seleccionar un estímulo apropiado, que el diseñador gráfico debe de conocer tanto como sea posible sobre el mercado objetivo que va a interpretar. Sería bueno recordar que la percepción es selectiva y que cada persona pasee diferentes características que determinan el nivel y la cantidad de su elección.

En una idea más general, un nuevo producto saldrá a la venta en sus diferentes presentaciones y se requiere la impresión de un catálogo en un tiempo límite que logre reflejar la personalidad del artículo, ¿cuál sería el mecanismo apropiado para el desarrollo del catálogo?, Aquí es donde comienza la interrogante, así como la disfunción del diseño gráfico, cuando al carecer del fundamento para reflejar la verdadera potencialidad, se remplaza por la intuición personal del diseñador, añadido a esto, es el tiempo un factor implacable.

Es entonces cuando surge la competencia desmesurada, es cuando la oferta se abre a niveles aún más relativos y con ningún fundamento; es cuando comienza a perder su valor intencionado el diseño mismo. Una consecuencia de este hecho es que el o los clientes, sin saber de potencialidades, percibiendo la simple necesidad como elemento de impulso, conociendo sus propios tiempos deciden evitar los procesos que para ellos son secundarios, que no rebasan su necesidad momentánea; entonces el diseño gráfico posible se ve relegado de un lugar importante y significativo dentro del proceso, es incapaz, por su carencia de justificación, de competir, incluso, contra los tiempos de entrega y surge la oferta y sus aparatos de producción en masa que, aprovechándose de esa simple necesidad (el tiempo), se auto establecen como un mecanismo apropiado para satisfacer las necesidades básicas de los clientes sobre su interpretación escueta. De esta manera y en este sentido proclivemente destinado a la sinuosa competencia desleal se añade también la proliferación de las imprentas, por ejemplo que básicamente están comprendidas como aparatos de producción en masa, que fundan su permanencia en cantidades masivas en el menor de los tiempos y, dentro de esta oferta que formulan se materializan las ideas relegadas a un plano reproducible meramente.

La demanda entonces, no recae netamente en el objetivo del diseño gráfico como tal, sino en sus aplicaciones comerciales y, son estas precisamente, las que marcan la pauta a seguir, así como el funcionamiento que determina su posición dentro del mercado; en este contexto, sin fundamento también, es muy difícil competir con los mecanismos que ofrecen este servicio, tal es el caso de las imprentas o proveedores de servicios relacionados que representan la cara del perjuicio hacia el diseño; pues dichos proveedores de “diseño gráfico” lo manejan como un elemento añadido, como un objeto integrante pero prescindible dentro del resto del proceso, en este caso, el de producir una impresión en el caso de las imprentas y segregar la incapacidad de absorber la importancia necesaria acerca del diseño y sus posibles beneficios.

Una imprenta en definitiva, no es culpable del perjuicio que se le hace al diseño cuando no ocupa su propia posición, sino que es el diseño mismo incapaz de soportar su propio rendimiento gráfico a partir de su heterogeneidad, debido a la falta de bases que conjuguen un sistema apropiado que justifique su propia razón de ser, a la falta de compromiso de la gente que interviene en el oficio creativo desde su inicio, cuando la demanda oferta otras posibilidades más al alcance de todos, cuando en cualquier parte, con el mínimo de conocimientos dejan salir posibilidades arbitrariamente, cuando se sustituyen los proceso por un software de diseño al alcance de cualquiera que desee satisfacer una mera necesidad personal, una inquietud individual, cuando vivir presos de las tecnologías siempre cambiantes ofertan posibilidades relativas al alcance de cualquiera también; cuando diseñar se convierte en un elemento de moda y que por consiguiente se van desintegrando sus causas, se van alterando sus procesos cognoscitivos, sus características sustentables, cuando no existen los estándares de calidad que lo expongan ante un filtro de rendimiento verdadero que logren homogeneizarlo, integrarlo a una dinámica establecida, cuando su razón de ser persista bajo las máscaras sociales indefinidas, cuando un logotipo con todo su proceso generador se cotice de distintas formas en un mismo lugar, cuando siga siendo un elemento que satisfaga gustos personales y no cumpla con lo estrictamente funcional, cuando siga careciendo de sustento en el momento de su venta, de su aplicación al medio, cuando siga sometiéndose a un aparato de producción para el que no está estructurado y concebido o cuando siga navegando en la innecesidad sobre la inutilidad, cuando no se le sepa vender en su propia esencia intangible como un incentivo de venta, cuando la persuasión y su impacto comunicativo obedezca, más allá de las exigencias de consumo, a factores intuitivos, a malgastados paradigmas, cuando se adquiera una vigencia real en sus limites del tiempo y forma, que logren abrir la brecha perdurable sobre un camino sólido y real que equipare plataformas que lo catapulten a condiciones no condicionantes como lo es su medio actual; cuando sus teorías produzcan la magnitud de su ventaja y proclamen el espacio ideal de sus ideas, hasta entonces, hasta que logre conformarse ciertamente, es cuando el diseño gráfico confrontará los perjuicios de los que es prisionero.

Debe comprenderse ante todo que de sí mismo surge su principal avería, que desde su naturaleza comienza el obstáculo principal; son las taras semánticas las que producen sus errores sintácticos y que a su vez, dentro del proceso mercadotécnico también se sobre entienda para sí mismo que cuenta con un lugar relevante y apropiado para el surgimiento de nuevas posibilidades y sobre todo, que siga siendo un objeto de estudio en todo momento, para que siga soportando el desgaste social y permanezca vigente.

Los medios que dominan al diseño gráfico seguirán proliferando y marcando las pautas actuales; los clientes potenciales seguirán actuando por su propia facultad de decisión, atendiendo a la oferta mediática que provee el medio, respondiendo a las mismas estructuras preestablecidas y beneficiándose de lo que a su alcance tiene. Es labor integral del diseño pues, sublevarse a su propia función actual, contradecirse sobre su actual posición y aventurarse a decidir sobre su reinvención o a una renovada adaptación, para escalar los peldaños faltantes, sellar sus propias fisuras semánticas, recapitular sobre las etapas que lo han devaluado y posteriormente atacar de manera precisa, concisa y posiblemente definitiva.

Estamos hablando de un foco rojo, latente e imperante, estamos sometiendo el juicio de valor sobre los actos perjudiciales y que manifiestan una necesidad de cambio, de reestructuración, de integración de procesos homogéneos, de estándares de calidad; estamos hablando de perjuicios propios sin buscar culpables ajenos. Estamos hablando de diseño gráfico como un aparato crónico en busca de una sola razón de ser.

10.04.2008


Introductorio.


En el cielo de acá, las noches suceden repletas de estrellas, de escasa luz y media luna, carlancas caprichosas insistentes.

Estamos cínicos de ascetismo y nos penetramos en las pieles apenas descubiertas, arrestando los sabores de la oscuridad, los aromas extraviados sobre el clima abstinente que persisten plagados de largas horas, de minutos inertes también. Las miradas se van perdidas entre las franjas circundantes que a lo lejos alcanzan vapuleos, fetiches arcaicos, distancias en cada huella relegada y la palabra es un hermético signo, un mundo tangente, invisible, la hiedra de la voz estrangulada. El gentío que está alejándose de las costumbres, derrochando rituales, acumulando el tiempo de estaciones y la aglomeración del turno; estampa cíclica sobre el sostén del siglo que difunde y se funde en cada defunción con su propia despedida y de los encantos profundos de la tierra que son como la patria viva, es decir la sangre, la vitalidad del tiempo en el interés del mundo. Hay demasiada ausencia de pecados verdaderos y destinos pospuestos que si, son el sitio perfecto para desaparecer por un instante segundo, casi por siempre, tan lejos de la suerte y también de Dios, ...¡qué tremenda magnitud!.


Puedo describir el desierto que son los meses, pues recordar la magnitud del desconsuelo no cuesta casi nada, advierte igual todos los días y manifiesta los vacíos del hondo dolor, extremadamente convincentes, tan lejos de risitas, centelleos y de aquél encanto que fue recordar tus labios resecos, siempre dispuestos y que entre los deseos y las pasiones, insisten apresuradamente unos a otros. Es una hazaña esto de no tenerte y continuar existiendo, un maratón agónico el esperar por tí aunque te halles al exilio. Es un desgarro verte partirte y luego desahuciarte sin condescendencia; quiero decir sola, sin mí, sin el esencial sustento que te adhería conmigo, a este cacho maltrecho que queda luego del descalabro que subsiste luego de la falla, de la mentira en la escena del adiós.

Puedo explicar las lágrimas que van brotando, porque la ventana veo ceder la lluvia y la vida pasar prontamente, porque puedo mantenerme despierto sufriendo este agudo pasaje que me postra y entonces va lo mismo, soy un no tenerte, andante sin ruta, sin la prisa de tus culpas, sin la exaltación por verte pretenderme con el mismo sueño, mutuo, convertido en complicidad bajo la sábana. Considero que soy lo irreparable, el silencioso resultado de morirme finalmente vivo, amándote de tantas muertes, entre tantos olvidos que me ocupan al pensarte y aunque eso requiera de extraordinaria fortaleza para tan abusivo dolor.

Puedo explicar el vacío de no sentir pulsadas, con este agujero sin fondo, con este universo paralelo que me crece y madura, que me hace creer que también la vida duele cuando el desamor existe, que la herida puede no sanar y seguir infectada de recuerdos; entonces puedo conocerme profundamente y así saber a qué destino pertenezco, incluso, sin las intenciones de tus barreras esclavizadas que me persiguieron con toda su resistencia apuñalándome luego de mi colapso, con tanto apego irónico del influjo de ti.

Puedo explicar esta burbuja y sus fábulas, hablar de mi espera y su inhumana impaciencia, de las horas víctimas, los instantes inconvenientes melancólicos, del gris más triste cayéndose a pedazos, a polvo; caricias que son mentira como una contracción, como la yugular corriente que es fuente y es arteria. Es sencillo poder explicarme las interrogantes que reviven los hechos que brotan y fundaron el inicio; decir que vengas con otro mágico episodio de medio día, sobre el mismo centro, en la misma calle, no sería verdadero pues ya es mentira, olvidada también, porque no se van los días sin que la cortesía los aprisione con el pensamiento y la indulgencia.